Grito y no me oigo, se me taponan los oídos. No escucho nada, aprieto mis manos con fuerza y no oigo el mar, el monótono latir de la sangre que bombea por mi cuerpo, que resurge entre mis dedos perdidos en un triste anhelo, un deseo inalcanzable, un utopía en plena vida de rozar tu cuerpo. No hay calor, ya no hay frío, no existe temperatura pues no existo, y eso duele. Duele ser alguien y no verlo, duele perderlo todo y seguir teniendo. Tengo decepciones y mentiras que no dejan dormir, que se aferran a mis parpados y resisten a cerrarse. Por ellos ya no puedo soñar con perderme y ser libre de esta pesadilla, de este eterno sinvivir. Pero a pesar de todo sigo aquí.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Entradas populares
-
Dulce impotencia manta que cubre tu cara y destapa tus pies, ese frío que recorre sus ojos y te mira sin ver. Hiriente frialdad en su mira...
-
Con montañas blancas en su interior en abismo es curva arriesgada; desde una colina a otra marcada, el rojo la recubre cual dior. Caus...
-
Un día me fui a la cama como cualquier otro lo que no sabía yo era que el sueño que tendría me haría pensar. El sueño fue algo así: Est...
-
Adornar tus labios con una sonrisa que ni el más feo de los pintalabios podría estropear. Me costó comprender que no hay sonrisa que despué...
-
Lo peor de mentir es terminarte creyendo tus propias mentiras; de este modo intentar ser alguien que no eres, intentar vivir una vida que n...