23 de junio de 2011

El mismo cielo

Estamos juntos día y noche, mañana y tarde, nada puede separarnos....Eso creía yo hasta que me dijiste que tenias que irte dentro de una semana, fue en ese mismo instante cuando el mundo se me vino abajo, pero me prometiste que esa última semana la iba recordar durante toda mi vida.
El lunes me llevaste al cine y pensé que no sería tan especial como esperaba.
El martes fuimos el parque y nos compramos un helado mientras sonreíamos, ocultando nuestra tristeza.
El miércoles llovió y no pudimos salir.
El jueves me llevaste a la feria que viene todos lo años y nos montamos juntos en la noria.
El viernes estuvimos de fiesta con todos nuestros amigos. Mientras a la noche me que de pensando que tampoco había sido tan especial pero claro después de ver lo que ocurrió al día siguiente.
Llegaste a mi casa con un ramo de flores y una caja en la cual se encontraba un vestido, que me puse en ese mismo momento, detrás de ti había una limusina blanca, no me lo podía creer, monté junto a ti. Se dirigió a la playa. Entonces me vendaste los ojos y me guiaste hasta un lugar en el que me diste permiso para destaparme los ojos. Todo era precioso una mesa con champán y comida en medio un rosa blanca y todo ello rodeado de unas antorchas comunicadas entre si por una tira de farolillos, no me lo podía creer. Cu ando acabamos me miraste a los ojos, me llevaste hasta la orilla y bajo la luna, cual queso parecía, me besaste.
Al día siguiente en el aeropuerto al despedirme derrame una lágrima y te acercaste diciendo:
-No llores, pues recuerda que las lágrimas no te dejarán ver el cielo que nos une.

21 de junio de 2011

El pianista

Era conocido en aldeas, pueblos, ciudades y en lugares lejanos. Era el mayor pianista de su época. Tenía de todo lo que puedas imaginar pero aún le faltaba algo, amor. Pasaba el tiempo y el buscaba su chica ideal, hasta que un día en el mercado se encontró con una bella doncella de cabellos dorados y de ojos azules infinitos como el cielo. Cayó enamorado y la doncella también, gracias a él ella dejo de trabajar como doncella para darse la buena vida junto a él. Un día el pianista cayó enfermo, llamaron a los mejores médicos pero nada.
En su lecho de muerte el pianista cogió las manos de su amada y la dijo suavemente:
-Cada vez que te sientas sola mira dentro de tu corazón y podrás oír mis melodías, así jamás estarás sola.

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