21 de enero de 2013

Vida artificial

Lo peor de mentir es terminarte creyendo tus propias mentiras; de este modo intentar ser alguien que no eres, intentar vivir una vida que no tienes, y al final, como toda mentira, ser descubierta y volver sin nada, sin nadie y sin ti mismo a tu vida real, donde solo por aparentar perdiste lo que realmente eras y a quien realmente tenías solamente por ser tu y no una mentira, una mentira con la que la única persona que engañaste fue a ti mismo.
De esta manera valorar lo que tenías y percatarte de que por intentar tener más perdiste lo más valioso, lo que ya tenías, algo que solo tú podías arrebatarte a ti mismo, algo que solo ese algo sabía lo que realmente eras; porque quizás no valores algo hasta que lo pierdes pero acaso planeaste perderlo o fue solo un error que jamás podrás remediar, aunque tal vez sea un privilegio poder empezar de nuevo, pero hasta el más ignorante sabe que mentir es como una droga, quien una vez lo hace siente la necesidad de volver a hacerlo, y así destrozarte a ti mismo, porque los demás no tendrán que dormir con el peso de vivir una mentira.


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