En buena parte, me frustra saber
que ya está todo escrito, por otro lado, también es verdad, que me hace sentir
más humanidad y menos soledad. Manamos de la excepcionalidad desde una edad prematura
y crecemos con una pequeña mentira – no hablo de cuentos populares -, algo como
una necesidad que te subordina psicológicamente, una dosis de fe en uno mismo que
forja la personalidad - a fuego vivo -.
Muchas horas de clase de biología
repitiendo que el ser humano es una especie social, sexual y racional - entre
otras manías primates - antes de estudiar el sistema inmunológico no me hicieron
pensar más allá en esta dirección, pero llegada una etapa en la vida, el hombre
sabio sabio decide si merece la pena explotar ese raciocinio que la
evolución le ha dado - aunque mis inclinaciones religiosas sean opuestas a esta
idea - o si, por el contrario, prefiere explotar granos - no tengo nada en contra
de esta práctica - y hablar sin saber sobre un tema - contra esta sí -.
La razón que nos lleva a actuar está
ligada a la sociedad - todos queremos ser honorables hidalgos -, ya que la
conducta tiene una base genérica con variedad de vertientes. Una pequeña
persona que se ve motivada - por valores señeros - a ser alguien con simples
disertaciones como tú puedes cambiar el mundo tiende a alcanzar todo
tipo de ambiciones, condicionadas por su capacidad intelectual - y su economía -.
El problema es cuando el pálpito de crecimiento cerebral enfoca la palabra tú
en vez de la palabra mundo - recuerda que eres un ser social - para
suscitar el egocentrismo y victimismo - te crees un sol literal y figuradamente
-.
Todo aquel que busque una vida extrovertida
debe tener una lista de prioridades donde el yo no diste demasiado de
comunidad - solidaridad si nos ponemos caritativos -, pero tener claro que
no se es único y no por ello se es menos humano - serías más humano en realidad,
por ser menos distinto-. Somos parte de un idealismo narcisista que nos hace
ver la vida real difusa, pides a los demás que entreguen su vida sin
disposición de entregar la tuya - eres una secta emocional -, pero la armonía
vital es abonanzar las inseguridades que originan esa tempestad de sentimientos
- sin que salga el sol que comentaba antes -.
Supongo que después de estudiar
una ingeniería, dar clases de sociología no es mi objetivo fundamental - porque
no sé nada -, pero siendo un ser humano tengo alguna idea de lo que es
pertenecer a este grupo antropomorfo, así que, si me disculpáis, voy a quitarme
unas espinillas.