5 de junio de 2022

Derrumbe

 Después de cierto periodo de indecisión, he lanzado una escalera de mi tez al pecho. Trato de hacer entrar en razón las entretelas de mi pulsar, ya que aquí arriba se contempla todo más nítido. Dicen que no suben y que de más esfuerzos no quieren oir ni rumores. En un exiguo despliegue mantienen mi existencia sin desovillarse.

Me planteo bajar dejando inerme cualquier otro juicio y eso hago. Empieza la contienda, la exposición al viento de un millar de argumentos aparentemente inteligibles, claros y evidentes. Explícale que deje de querer, y no por un instante, que evapore cualquier vetusta pasión, que haga desvanecer cualquier precedente alusión. Explícale que se cobija en una realidad inexistente que ya no pertenece al presente y que mañana tampoco habrá ni aromas ni palabras ni ternura. Explícaselo y pierde el tiempo.

La fachada de una batalla en ciernes es endeble, como una cascada de rocas disgregadas que comienza a derrumbarse con el curso del río. Un derrumbe trágico que solo en los sueños lo detiene la esperanza, aunque ya solo quede hacerse a un lado y a su debido tiempo rearmarse.



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