12 de mayo de 2014

De cuatro en doce

Acabada en una esquina deseando con miedo volverlo a intentar. Sé que no hay día que no encuentre tu nombre entre las páginas de mis libros. Intento lo desde hace tiempo pero no vivo y solo siento, dulce y punzante ausencia. Extraño cada parte de tu cuerpo, no te veo, extraño cada sonido de tu boca, no te oigo, no lo haré. Recuerdo lo que quiero sin querer, y no olvido. Guardo la certeza en que jamás te deseé pero te quiero y necesito como el aire que se adentra por mi cuerpo. Ahora y siempre las noches pasan lentas sin tus abrazos, ya hace frío y no te tengo pero quiero. Raudo y veloz sería el olvido de no ser por los recuerdos de los que no vivo donde veo cada día tu mirada pero no la siento. Cuando pase el tiempo y no vuelvas, pero no lo creo, pronto volverás siempre tan presente entre mis letras. Ignoro y a la vez desconozco el paradero de todas esas lágrimas que llevan tu reflejo áureo rojo. Añoro pero no deploro, quizás sí, no entiendo pero te quiero, quizás si.



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