3 de octubre de 2013

Noches sin risa

Retorcí las palabras hasta hacerlas irreconocibles, por tratar de hacer mis sentimientos algo más que invencibles. Intentando buscar una manera de hacerme escuchar, de que alguien así diga que tal vez me quiera. Pero no dio resultado, me quitaron todo de lo que nunca que habían despojado, me hicieron ver la realidad de manera oscura y sin tonalidad, solo negro con algún matiz blanco que tira hacía gris, difuminado con las lágrimas de algún triste recuerdo que por ti aprendí. Y volvieron las largas noches de confesiones a mi almohada que todo lo guarda y es la única que jamás me traicionará, pues triste de ella que no tiene boca con la que hablar, son sus suaves plumas las que me hacen olvidar, con sus caricias que hacen de mí una persona con la que poder llorar, y así pasar noches sin risa, de esas en las que no asoma  ni una triste sonrisa. Recordarme a mi misma así es la vida, das y tomas, tomas y te vas, y gran parte de ellos jamás tuvieron nada por dar.
Y así somos reflejos sin persona, que tu pisas y otro pie asoma, por debajo de la puerta de la frialdad, donde ya cesaron los cantos de alegría, donde no vale la pena levantarse cada día.


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