Invadida por un sentimiento insular sobrenado a contracorriente, sin esfuerzo. Avance o retroceso a través del afluente. Rítmico, sonoro y reconfortantemente monótono, el sonido del curso intercepta toda escucha decelerando mi pálpito. En una quietud inverosímil disgrego las nubes con la mirada, pero sin reconvertirlas, pues sublevadas las hojas se superponen y aclaman su lugar en el cielo. No alcanzan y descienden, lábiles y resginadas, hasta pulsar el agua tensa. Invadidas por un sentimiento insular sobrenadan a contracorriente, sin esfuerzo, conmigo.
18 de octubre de 2021
Caos congénito y dogma cultivo
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